26 noviembre 2009

¿Y yo no puedo tener un salario digno? ¿Estamos locos o que?

Los salarios, las empresas, el paro,…Hace unos días me quedé estupefacta al leer un artículo en El País titulado “La culpa del paro es de los trabajadores”, juro que fue como una revelación que me ayudó a dar paso a todas las ideas que hace tiempo quería escribir en un post pero no sabía con que excusa empezar.

No obstante, tan solo expondré uno de los hechos que aparecía en el artículo y que no se como todavía me sigue pareciendo “impresionante”. El texto comenzaba hablando de una empresa, en concreto tres hoteles de la cadena Hyatt Hotels Corporation de Boston, en Estados Unidos, que decidieron despedir a unas 100 trabajadoras de la limpieza a las que pagaban por 10$ la hora y un seguro médico. Tras el despido contrataron a otras a las que tan solo pagaba 8 y encima no pretendía pagarles seguro. Pero esto no fue todo, además, las primeras tuvieron que enseñar de forma gratuita las tareas que debían hacer a las segundas porque les dijeron que eran las sustitutas que se quedarían en vacaciones.

La actitud de estas empresas empieza a rozar lo absurdo. No hablamos de un pequeño comercio que tiene que despedir a sus dos empleadas porque no podrá llegar a fin de mes, hablamos de una gran empresa que no es capaz de pensar en bajar un mínimo porcentaje de sueldo a sus ejecutivos para poder paliar la bajada de los beneficios. ¿Qué será lo próximo, engañar a la gente para que trabaje gratis? ¿Decir que están trabajando para ayudar a niños tercermundistas cuando sólo quieren millones y millones para ellos? ¿Estamos locos o que?
Solo se pide lo mínimo indispensable para vivir. Probablemente sea normal que las personas con una mayor formación cobrenun sueldo más alto que aquellas que no la poseen, pero no me cabe la menor duda de que una persona que se dedica a la limpieza, como en este ejemplo, tiene la misma dignidad que cualquier persona, tiene derecho a recibir un sueldo digno por su trabajo y no tiene porque vivir comiendo arroz todos los días para que unos altos ejecutivos puedan tener en sus casas unas sabanas de seda. Un sueldo para poder vivir dignamente. En esto momentos mucha gente se conforma con eso. No piden más. Eso sí, ¿cómo se puede permitir que haya gente que esté cobrando unos salarios desorbitados mientras que otra es despedida por no bajar unos cuantos dólares (o euros, lo mismo da) a la primera?

Me parece igual de increíble el sueldo que pueden llegar a cobrar los banqueros. ¿Es normal que unos bancos en los que ha tenido que intervenir el Estado con dinero público para que no quebraran sean capaces de pagar unos sueldos millonarios? ¿Estamos locos o que? Pues sí, mire usted, yo creo que hay unos cuantos humanos a los que no les riega la sangre de la cabeza y no se dan cuenta de que el no comprarse un rascador de culo sirve para dar de comer a una familia entera.

Ojala llegue el post en el que pueda decir, sí, han regulado la actividad de los bancos, sí, nuestro dinero está vigilado y sí, nuestro dinero no va a ser empleado para rescatar a bancos en los que se pagan sueldos que no corresponden con la realidad. Obama ya pretende empezar a regular este tema, espero que España no sea menos en este aspecto.
Últimamente me ha dado por reivindicar, espero poder hablar la próxima vez de algo más alegre y divertido. Justificar a ambos lados

19 noviembre 2009

El banco: un "monstruo" que parecía inmortal

Ignorancia. Ésta es la palabra que me viene a la cabeza al pensar en todas las personas que en estos últimos años, con motivo de la crisis, han descubierto una cara de los bancos a la que todavía no le habían quitado el velo. Os puedo asegurar que una gran parte de mi familia se asombraba al ver la gran magnitud de una crisis que parecía haber salido de la nada pero que, en realidad, se vislumbraba producto de unos entes que nos paraban cercanos, los bancos, y a los que además, se les vinculaban nuevas funciones que para mucha gente, sobretodo la no especializada, se le antojaban nuevas, pero que desde hace mucho tiempo habían estado ahí: la inversión y el préstamo.
Os anuncio que este post no será como los últimos, probablemente carezca de ese humor que los venía caracterizando, pero os aseguro que este tema no me genera pensamientos irónicos, es más, siempre ha sido una gran agonía para mí el reflexionar sobre los bancos, ¿reyes o engendros? Desde hace mucho tiempo los venía viendo como un problema, os aseguro que antes de la actual situación ya merodeaba el pensamiento por mí cabeza y quizás, muchas sean las personas que no piensen como yo, y aunque se que los habituales de este blog no son unos gran interesados por el tema, les rogaría que no dejaran de leer.
Mucha gente, a lo largo de los años, ha pensando que los bancos solo se dedicaban a guardar dinero y a prestarlo. Os puedo decir, que un gran porcentaje de éstas, no ha sido ni capaz de relacionar que el dinero prestado era el que las propias personas dejaban, y menos aún que los bancos invertían su dinero en fondos de otros bancos, en bonos o en participaciones que “aseguraban” a las personas un beneficio.
No seré yo quien os vuelva a contar por qué se inició la crisis con las hipotecas subprime, pero es obvio que desde 1929 ya empezó a intuirse que los bancos no podrían aportar siempre cosas buenas y que, como diría uno de los personajes creado por John Steinbeck en la novela Las uvas de la ira, el banco es el monstruo creado por el hombre, del que ninguno quiere hacerse responsable y que parece actuar por sí solo. La verdad es que desde mi punto de vista tiene cierto sentido. Muchos especialistas han llegado a pensar que los Estados nunca dejarían quebrar ningún banco puesto que muchas personas perderían su dinero, y en cierto modo esto es lo que ha pasado en los últimos años.


Lehman Brothers sabía lo que podía ocurrir, el banco estaba apunto de caer en quiebra y su presidente ejecutivo, Richard Fuld, pidió a un experto en el tema que le preparara los papeles por si se producía una posible caída, a lo que su abogado le contestó:
“La administración no te va a dejar caer. Sería como si el gobierno mismo quebrara. Como si Roma vendiera el Vaticano a los Japoneses para convertirlo en un hotel y contratara al Papa como botones.”
Bromeó con razón, poca gente imaginaba que se fuera a dejar caer de esa forma a un banco y aunque sirvió como castigo y llamada de atención, muchos fueron los países que sí tuvieron que invertir y que, además, nacionalizaron entidades.
Todo esto me viene para hacer una reflexión final. ¿Somos verdaderamente conscientes de que cuando depositamos nuestro dinero en un banco el dinero no está estático? No estoy refiriéndome a que pueda ser más o menos peligroso, que eso depende de donde cada uno quiera invertir o depositar sus ahorros, pero, ¿al menos sabemos la realidad?
Hace poco se volvía cuestionar la derogación en 1999 de una Ley Bancaria de EEUU, más conocida como la Ley Glass – Stegall, que llevaba en vigor desde 1933. Esta ley intentaba evitar otro crack del 29 y entre sus posturas incluyó una división clave de la actividad bancaria, separando los bancos que captaban depósitos y los bancos de inversión para impedir la concentración de poder en pocas manos. Pero esta ley se derogó por la queja de los bancos estadounidenses de sentirse inferiores a los europeos o japoneses. Probablemente, todos los que hayáis llegado a esta parte del artículo os habréis dado cuenta de que si esta ley estuviera vigente no se habría dado la crisis actual. Y mi pregunta es, ¿deberíamos tomar medidas de estas características para hacer entender a los bancos que ellos no serán los que arriesguen todo asegurándose el caer siempre en un colchón seguro? Me niego a que sean unos monstruos inmortales a cargo del Estado. En fin, la reflexión queda en el aire.

12 noviembre 2009

¡Qué el fútbol se nos hunde!

Futboleros, futboleras, ¡el balompie se nos hunde! Ésto ha pensado la Liga Profesional de Fútbol tras enterarse de que en los próximos Presupuestos Generales del Estado piensan subir el Impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) hasta el 43% a las rentas mayores de 600.000 euros anuales de jugadores extranjeros afincados en España, cuando anteriormente tan solo era el 24%. Este impuesto no afectaría a los jugadores que permanecen actualmente en la Liga sino que tan sólo los nuevos jugadores que vinieran a partir del 1 de enero del próximo año se verían asediados por él.
Y claro, nos decimos, ¿qué más da?, ¡si ya están forrados! Pues no, como parece que en esta sociedad el dinero lo mueve todo, los futbolistas extranjeros de la Liga Española, al ver reducido su sueldo casi a la mitad de lo que cobran, decidirán irse a otras ligas en las que sí se les permite que puedan limpiarse el culo con los billetes.
Como iba diciendo, según la Liga Profesional, ésto es una catástrofe. Y solo por el placer de saber lo que supuestamente ocurriría, yo seguiría leyendo hasta el final. Cojo aire y empiezo. Los mejores "jugadores del mundo" dejarían de acudir a nuestra flamante competición y por lo tanto reduciría su categoría. Por lo tanto, esta situación afectaría a la Liga, porque perdería potencia y como os iba diciendo dejaría de ser la mejor del mundo. La competitividad de los equipos españoles descendería, lo que haría que hubiera menos movimiento económico. Esta liga sería menos interesante y por lo tanto, habría menos consumo de televisión de pago y dichas cadenas tendrían menos anuncios. La afluencia de la gente a los estadios sería menor, por lo que el Estado ingresaría menos de lo que pretendía (siento la parrafada).
Pero no, no acaba aquí. El número de científicos, artistas y gente de cultura que vendría a España sería menor y todo esto iría contra una industria de la que dependen millones de familias, aficionados, espectadores y clubes, sufriendo los menos potentes. ¡Por dios! Más paro en España no, por favor. Pues sí, todo esto pasará según la Federación de fútbol. No tengo yo tan claro si, en el caso de llegarse a aplicar la medida, afectaría de tal forma, haciendo caer a la economía futbolera española de esa manera, pero también he de decir que muchos equipos de fútbol, por más sueldos millonarios que paguen, siguen sin dar espectáculo (o sí, pero un tanto bochornoso...jaja).
Tampoco quisiera poner en entredicho lo que dice Jose Luís Astiazarán, presidente de la Federación, pero a mi me da la sensación de que España es un país con una tradición futbolística arraigada y que los aficionados no van a dejar de ir porque unos cuantos futbolistas "galácticos" dejen de llegar a la Liga Española (nadie les ha preguntado).No obstante, como persona egoísta que soy, prefiero que le suban los impuestos a los ricachones futboleros a que nos suban el impuesto del IVA. Teniendo en cuenta que es muy difícil que me convierta en millonaria, pues que les quiten dinero a los que tienen demasiado, que tampoco es justo que los más "pobres" tengamos que soltar más pasta con los productos que consumimos cada día para subsistir. Si Cristiano Ronaldo no puede estamparse con un Ferrari cada día pues me la sopla, prefiero que personas que trabajan más que ellos y que no llegan a fin de mes tengan dos euros más al día. En fin, esperaremos a ver si finalmente se aplica.
Así que ya sabeis, futboleros y futboleras, no os perdais ningún partido, que quizás la Liga del año que viene deje mucho que desear según los "pronósticos".

03 noviembre 2009

¿Realmente es lo que quiero?


¡Tengo hambre! ¡Tengo sed! ¡Quiero un ordenador! ¡Quiero un barril de petróleo! (ese que teníamos que haber comprado cuando leímos el “post” anterior). Es obvio que de todos estos deseos podríamos identificar cuáles son nuestras necesidades indispensables para sobrevivir y cuales son puro capricho. Es fácil de concebir que no podríamos aguantar sin comer ni beber y aunque ahora nos parezca difícil, también nos sería fácil sobrevivir sin un ordenador. Lo que quizás nos costaría más es sobrevivir sin un barril de petróleo ahora que habéis descubierto que podéis usarlo como ambientador. ¿Y porqué os hablo yo de las necesidades de las personas? Pues en breve lo descubriréis.
El otro día, leyendo la sección de Negocios de El País, encontré un artículo titulado Trabajar menos para vivir más que me llamó la atención. Y no, no es que tengamos que buscar un trabajo en el que por estar sentados nos paguen una pasta (que también, porque si a uno le gusta…) sino que frente a la dinámica capitalista de que el tiempo es oro y que hay aprovechar cada segundo para triunfar, la corriente social “downshifting” nos propone una vida más relajada y con un mayor grado de lentitud.
El “downshifting” es un movimiento que apareció a finales de los años 80 y que en la actualidad es seguido por una gran cantidad de gente. En inglés, esta palabra significa reducir la marcha del vehículo, y nos invita a abandonar ese ritmo tan frenético de trabajo que impone el capitalismo y producir el cambio por una vida laboral más simplificada donde el disfrute personal sea lo primero. De forma vulgar: no trabajar tanto y vivir más la vida.
Parece algo obvio, ¿pero lo es para toda la gente? Muchas personas trabajan día y noche por el mero hecho de conseguir un dinero que les permita llevar una vida lujosa y para poder comprar todas aquellas cosas que identifican como necesidades, ¿Pero realmente lo son? El precursor de esta doctrina, el directivo Jonh J. Drake, afirma que debemos trabajar para descubrir cuales son nuestras necesidades reales y desenmascarar aquellas que no lo son. A las personas les cuesta cambiar, el miedo a la pérdida del éxito que le otorga su trabajo hace que aunque no sean felices se mantengan igual que siempre, lo que es un gran error. Drake habla de dedicar tiempo y espacio para cuidar conscientemente la salud, la alimentación, el descanso físico y mental, las relaciones con la familia y los amigos, así como para desarrollar actividades creativas, constructivas y beneficiosas para uno mismo. ¿Porqué uno tiene que ser capitalista de una pastelería cuando el querría ser el pastelero? Pues de esto trata esta corriente, de dejar la dirección para pasar a la acción de lo que a uno le apetece hacer. ¿Por qué si uno no es feliz no cambia de vida? Ya decían que el dinero no da la felicidad y es que, ¿para que se quiere tanto si después no se puede disfrutar?
Muchos pensaréis que el tema de esta entrada es algo obvio, y que aparte del nombre de esta doctrina no habéis descubierto nada nuevo. Pero lo que no sabéis es que se ha cumplido uno de los principales objetivos que tenía, demostrar con esta noticia que las páginas salmón de un periódico no contienen únicamente noticias sobre bancos, presupuestos y bolsa, sino que también tratan temas sobre las personas. Porque la economía es parte de la sociedad y lo que constituye la sociedad son las personas, que con sus acciones, acaban conformando la economía en sí, porque sin personas ésta no existiría.