19 noviembre 2009

El banco: un "monstruo" que parecía inmortal

Ignorancia. Ésta es la palabra que me viene a la cabeza al pensar en todas las personas que en estos últimos años, con motivo de la crisis, han descubierto una cara de los bancos a la que todavía no le habían quitado el velo. Os puedo asegurar que una gran parte de mi familia se asombraba al ver la gran magnitud de una crisis que parecía haber salido de la nada pero que, en realidad, se vislumbraba producto de unos entes que nos paraban cercanos, los bancos, y a los que además, se les vinculaban nuevas funciones que para mucha gente, sobretodo la no especializada, se le antojaban nuevas, pero que desde hace mucho tiempo habían estado ahí: la inversión y el préstamo.
Os anuncio que este post no será como los últimos, probablemente carezca de ese humor que los venía caracterizando, pero os aseguro que este tema no me genera pensamientos irónicos, es más, siempre ha sido una gran agonía para mí el reflexionar sobre los bancos, ¿reyes o engendros? Desde hace mucho tiempo los venía viendo como un problema, os aseguro que antes de la actual situación ya merodeaba el pensamiento por mí cabeza y quizás, muchas sean las personas que no piensen como yo, y aunque se que los habituales de este blog no son unos gran interesados por el tema, les rogaría que no dejaran de leer.
Mucha gente, a lo largo de los años, ha pensando que los bancos solo se dedicaban a guardar dinero y a prestarlo. Os puedo decir, que un gran porcentaje de éstas, no ha sido ni capaz de relacionar que el dinero prestado era el que las propias personas dejaban, y menos aún que los bancos invertían su dinero en fondos de otros bancos, en bonos o en participaciones que “aseguraban” a las personas un beneficio.
No seré yo quien os vuelva a contar por qué se inició la crisis con las hipotecas subprime, pero es obvio que desde 1929 ya empezó a intuirse que los bancos no podrían aportar siempre cosas buenas y que, como diría uno de los personajes creado por John Steinbeck en la novela Las uvas de la ira, el banco es el monstruo creado por el hombre, del que ninguno quiere hacerse responsable y que parece actuar por sí solo. La verdad es que desde mi punto de vista tiene cierto sentido. Muchos especialistas han llegado a pensar que los Estados nunca dejarían quebrar ningún banco puesto que muchas personas perderían su dinero, y en cierto modo esto es lo que ha pasado en los últimos años.


Lehman Brothers sabía lo que podía ocurrir, el banco estaba apunto de caer en quiebra y su presidente ejecutivo, Richard Fuld, pidió a un experto en el tema que le preparara los papeles por si se producía una posible caída, a lo que su abogado le contestó:
“La administración no te va a dejar caer. Sería como si el gobierno mismo quebrara. Como si Roma vendiera el Vaticano a los Japoneses para convertirlo en un hotel y contratara al Papa como botones.”
Bromeó con razón, poca gente imaginaba que se fuera a dejar caer de esa forma a un banco y aunque sirvió como castigo y llamada de atención, muchos fueron los países que sí tuvieron que invertir y que, además, nacionalizaron entidades.
Todo esto me viene para hacer una reflexión final. ¿Somos verdaderamente conscientes de que cuando depositamos nuestro dinero en un banco el dinero no está estático? No estoy refiriéndome a que pueda ser más o menos peligroso, que eso depende de donde cada uno quiera invertir o depositar sus ahorros, pero, ¿al menos sabemos la realidad?
Hace poco se volvía cuestionar la derogación en 1999 de una Ley Bancaria de EEUU, más conocida como la Ley Glass – Stegall, que llevaba en vigor desde 1933. Esta ley intentaba evitar otro crack del 29 y entre sus posturas incluyó una división clave de la actividad bancaria, separando los bancos que captaban depósitos y los bancos de inversión para impedir la concentración de poder en pocas manos. Pero esta ley se derogó por la queja de los bancos estadounidenses de sentirse inferiores a los europeos o japoneses. Probablemente, todos los que hayáis llegado a esta parte del artículo os habréis dado cuenta de que si esta ley estuviera vigente no se habría dado la crisis actual. Y mi pregunta es, ¿deberíamos tomar medidas de estas características para hacer entender a los bancos que ellos no serán los que arriesguen todo asegurándose el caer siempre en un colchón seguro? Me niego a que sean unos monstruos inmortales a cargo del Estado. En fin, la reflexión queda en el aire.

4 comentarios:

  1. A pesar de haber dejado de la lado la ironía por unos instantes el contenido del texto sigue siento IMPRESIONANTEE !!!

    enorabuenaaa Fanii !

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  2. Qué bien te explicas! Yo era una de esas ignorantes hasta que di economia en bachiller e hice primero de ade, pero es impresionante la de poca información que disponemos de los bancos.
    Estoy contigo en tu reflexión, que finalmente es la de siempre: ¿intervencionismo o no? yo creo que con esta crisis deberíamos escarmentar y reflexionar un poco sobre el sistema que tenemos, pero los poderosos son demasiado poderosos, y lamentablemente todo seguirá igual, que es lo cómodo.
    Pero muy interesante! :O

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  3. pues yo espero que un día se den cuenta de que el algunas veces el intervencionismo no pone barreras sino que evita tener que sufragar males mayores... gracias lorena:)

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